Llevaba meses soñando con el momento de entrar a la meta, ese momento único e indescriptible en el que tu mente se bloquea y sólamente sientes un subidón tan emocionante que hace que atrás quede todo el sacrificio que te ha llevado hasta ella. Recuerdo el día que crucé la meta de mi primera media maratón (y única), un reto y un sueño que parecía inalcanzable pero que conseguí por mi "cabezonería". Pero a veces, ser "cabezón" no es suficiente. Es lo que me pasó a mí esta vez con una carrera que me hacía especial ilusión y que seguro que os suena: la Behobia, una carrera de 20km que transcurre por puertos de montaña, nada sencilla aunque muy emocionante. Sin embargo, no era mi carrera...
A veces querer algo no es suficiente: hay que lucharlo, trabajarlo duro y ser consciente de que todo sacrificio tiene su recompensa y que ésta no llega por "amor al arte" por mucho que la desees. Durante estos últimos meses no me había tomado el salir a correr tan en serio como cuando preparé "mi media maratón", muchos compromisos, viajes, vida acelerada sumados a unas molestias en mis gemelos y en mi pie que me mantuvieron en vilo muchos días y que hicieron que tuviera que parar de correr más de una vez, han sido también las causas. Sin embargo, Behobia es mucha Behobia y estos factores jugaron en mi contra.
Disfruté de un fin de semana increíble con el equipo de Adidas en mi querido San Sebastián, con profesionales de la talla de Vanessa Veiga que ganó la prueba (¡grande Vanessa!) o Isabel Macías, quienes el día previo a la carrera nos dieron unos consejos súper interesantes sobre qué comer momentos antes de una carera, cómo estirar e incluso cómo respirar.
Fueron unos momentos muy especiales con todo el equipo de #mygirls, todas estábamos contentas e ilusionadas con el reto que nos esperaba al día siguiente, sobre todo para quienes como yo, nos enfrentábamos a Behobia por primera vez.
Había acompañado a Mr. Trendy muchísimas veces a esta carrera hace ya muchos años y nunca pensé que yo pudiera estar un día aquí, aunque mi momento de gloria duró muy poquito...
El día previo a la carrera me pasé la tarde entera en la cama con fiebre y el mismo día no me levanté muy bien. Tenía una mezcla de nervios y ansiedad difíciles de explicar, pero por otro lado, mucha emoción y mucha ilusión. Sin embargo, una vez llegó nuestro turno de salida, aunque intenté salir despacito para no acelerarme que me conozco, noté como mis piernas no tiraban de mí, era una sensación de bloqueo bestial, como si no hubieran entrado en calor y me pesaran una barbaridad. Fui arrastrándome con dolores en los gemelos (pronto empezábamos) y las piernas seguían doliendo con mucha intensidad. En el kilómetro 7, miré a Yago y su mirada me lo dijo todo, era mejor abandonar para no lesionarme más y para no sufrir, puesto que no estaba disfrutando nada y las piernas no me respondían.
Resignada paré, mientras él me pidió seguir y por supuesto le dije que sí, después de su accidente, correr la Behobia le hacía una ilusión tremenda y en cuanto me subí al "bus escoba" le vi avanzando a un ritmo descomunal.
Me subí al autobús y no podía dejar de llorar. Me había fallado a mí misma, no lo había conseguido y la decepción era enorme, y el sentimiento de culpa, también. Sí, sé que no soy una atleta de éxito y que no me juego la vida con ésto, de hecho sé que el running me cuesta y que no es mi deporte, pero me gusta y me hace feliz y este reto me hacía mucha ilusión. Ese día, no era mi día. Esa carrera, no era mi carrera. También soy consciente de que es una prueba muy difícil pero tendría que haberla preparado con más meses y mucho mejor, así que también: mea culpa. Las lesiones y las prohibiciones de mi fisio de hacer salidas más largas para no lesionarme también influyeron, por lo que al final, pasó lo que pasó.
A veces las cosas no salen como esperamos y hay que seguir adelante y no rendirse, pero también valorar cuando las cosas no salen bien y analizar el porqué para intentar que no se repitan.
Me quedo con los buenos ratos vividos con mis compañeras #mygirls las cosas que aprendí de este fin de semana, al final, siempre se aprende alguna lección y yo ese fin de semana aprendí muchas :)
Desde ese 9 de noviembre no me he vuelto a poner unas zapatillas...
Me quedé con un sabor muy agridulce y bastante triste, la semana posterior a la carrera estuve de bajón total y eso que yo soy una persona muy positiva, pero para mí fue un fracaso personal y no paraba de darle vueltas , intentando buscar la razón por la que ese día mis piernas no tiraban de mí...
Estos días me he tomado las cosas con calma, para así volver con fuerzas cuando realmente me apetezca y me sienta con ganas, ojalá pueda ser ya esta semana :)
A veces nos exigimos mucho con situaciones que son de disfrute, por lo que mi objetivo es disfrutar del running, volverme a ilusionar y ser feliz, no hace falta nada más.
Carreras hay muchas y seguirán habiendo, lo importante es recobrar la ilusión y seguir compartiendo pasión con mi pareja y la gente de mi entorno que disfruta con este deporte, una pasión que nos ha unido más todavía y que espero que dure.
Quiero volver a correr y disfrutar de la salida de los domingos o de esos momentos que me escapo entre semana. Las carreras son un aliciente pero ahora mismo prefiero intentar mejorar, recuperarme e ir poco a poco.
Estoy segura de que volveré a pisar con fuerza y a contaros mis nuevas vivencias con el running.
¡Felicidades a todos los que terminásteis la carrera, a todos los que corréis y tenéis vuestro reto personal! Espero que alguno se haya sentido identificado con mis palabras.
Felicidades y mil gracias también al equipazo de Adidas por hacernos partícipes de estas increíbles experiencias.