El día que me caí, sabía que algo no había ido bien. Llevaba mis Converse nuevas, bajábamos felices a Cala Tarida (en Ibiza) por sus escaleras y de una manera muy tonta, me resbalé y me caí. Fue una caída tonta, un poco aparatosa porque todo el mundo pensaba que me había fracturado la rodilla (se me giró totalmente), pero yo ya sabía que no, noté cómo algo en el pie no iba bien, es como si me lo hubieran "arrancado" y luego vuelto a poner. Aun así, pude ponerme de pie, caminar, poner el pie en la playa y sentarme mientras la primera bolsa con hielo actuaba. Ese día fue el único que me dolió un poco el pie, el resto... ¡ya no me ha vuelto a molestar así que puedo sentirme una auténtica privilegiada! Al día siguiente, regreso a la Península con servicio de asistencia tanto en el vuelo como en el ave, ¡qué gran labor hacen y qué bien tratan al personal! ¡No sé qué hubiera hecho sin ellos para ese viaje de vuelta!
Llegué a casa y después de médicos y radiografías el diagnóstico era claro, me había roto el peroné y había que escayolar e incluso quizá operar porque había un ligerísimo desplazamiento. Imaginaros: yo que iba por un simple esguince, ya que podía apoyar y caminar lentamente, pero podía hacerlo, no esperaba que hubiera nada roto ya que no tenía dolor, algo que los médicos no se explican ya que según ellos, me tendría que doler, y mucho... ¡algo bueno tenía que tener, tengo mucha resistencia al dolor!
Reconozco que en ese momento se me vino el mundo a los pies. Sé que para muchos es una "simple rotura" y que desde fuera, todo parece más fácil, pero a mí se me habían trastocado todos los planes, todo mi calendario y lo más importante: iba a depender de una persona para todo ya que no podía moverme por mí misma. Esa tarde lloré, incluso en la consulta la Doctora me dijo: "échate unos lloros que te vendrá bien" y así lo hice. Con lo activa que soy yo, me imaginaba quieta, parada, pidiendo en todo momento lo que necesitaba a Yago porque yo no podía ir a cogerlo o a buscarlo y sobre todo, pinchándome la dichosa heparina cada día... ¡ahora me río! Yo, la persona más aprensiva del planeta pues tenéis que verme con qué "arte" lo hago a diario, aunque después del primer pinchazo me eché unos lloros de lo impresionada que estaba, que todo en la vida sea esto...
Ese primer día e incluso la mañana siguiente estaba triste, muy triste. Me veía muy limitada para todo, ya no os digo para algo tan básico como ir a por agua, ducharte o lavarte los dientes. ¡Era todo una odisea con la escayola! Yo creo que me sentía tan mal sobre todo el por síndrome de dependencia, el no poder valerme por mí misma, el querer ir a algún sitio y no poder levantarte, esa falta de autonomía que cuando la tenemos, no la valoramos como debiéramos, y eso que yo cada día medito y doy gracias por todo y me considero una persona más que agradecida, pero no era suficiente...
Esos primeros días fueron de adaptación y sobre todo de aceptación.
Aceptar que a veces las cosas llegan así, sin esperarlas y trastocan todos nuestros planes, poniendo nuestro mundo patas arriba.
Aceptar que por mucho que planifiques, ciertas cosas se escapan de tu alcance y no se pueden preveer.
Aceptar que el camino va a ser un poquito largo (ahora ya queda menos) y que toca cultivar la paciencia.
Aceptar que esto es solo una pequeña piedra en el camino y que estoy segura de que pasará y me reiré y lo recordaré como una anécdota, como una temporada en la que tuve que aprender de nuevo algunas cosas y tuve que organizar mi escala de valores.
Muchas me dijisteis lo siguiente: "cuando tú no paras el mundo te para". No sé si estoy del todo de acuerdo, pero sí que llevaba una temporada muy activa, yendo de un lado a otro sin apenas descansar y siempre con mil viajes y cosas en la cabeza. Yo me encontraba bien la verdad, siempre me ha gustado sentirme activa y sentir que no paro quieta, pero quizá mi cuerpo necesitaba esto, un descanso. Quizá necesitaba estar tumbada viendo Netfix sin pensar en nada más, quizá necesitaba terminar ese libro que estaba deseando o simplemente quizá necesitaba pasar más tiempo con los míos, una razón más que suficiente para parar y echar el freno de mano.
Hoy estoy feliz porque de momento no hay que operar, estoy colmada de muestras de afecto y cariño y estoy muy pero que muy animada planteando las cosas desde otro prisma.
Es cierto que todo pasa por algo y que hay que aceptar las cosas como vienen. Hoy puedo decir que estoy feliz, cada día que pasa es un día menos y esto en nada está superado... ¡estoy más animada que nunca! La cuenta atrás ha comenzado y yo estoy emocionada... ¡cada día miro el calendario y cuento los días jejeje! Antes sentía que los días se me pasaban volando y os prometo que estos primeros días se me hicieron muy lentos, pero ahora espero tener la mente activa y seguro que así los días "vuelan".
En un primer momento me agobié mucho por mi trabajo, por ciertos compromisos laborales que tenía cerrados desde hace tiempo y que para un autónomo, son muy importantes... Ya no os hablo de viajes especiales o incluso mis vacaciones de mayo que me iba a coger, eso se ha podido cambiar y aceptar que no era el momento, pero el trabajo... ¡ay el trabajo, qué importancia le damos! En torno a él giraba todo, sobre todo cuanto tus ingresos y los de tu equipo dependen directamente de eso, pero al final, todo tiene solución y todo va saliendo :)
Cómo he cambiado desde aquélla tarde en la que por Stories, parecía que se me venía el mundo abajo... ¡cuándo agradecí vuestros mensajes, muestras de cariño, testimonios parecidos e incluso consejos de fisios y médicos que estáis allí día tras día apoyando! Entre todos esos mensajes, sólo uno desagradable, el de una persona que me dijo que "ojalá no tuviera una enfermedad peor como el cáncer" y ahí comprendí una vez más, la falta de empatía de las personas. Desde fuera todo lo vemos fácil, sin complicaciones y claro que esto es una rotura y me curaré, volveré a caminar y de esta saldré fortalecida, pero como persona que tengo sentimientos, tenía derecho a llorar, tener un mal día, derrumbarme y luego levantarme... ¡faltaba más! Así que que nunca os digan cómo os tenéis que sentir o cómo debéis de actuar, al final cada persona tiene lo suyo, sus circunstancias y sus momentos y eso es totalmente respetable. Hay quien llora por no encontrar un vestido en una tienda y yo jamás me atrevería a decirle ninguna barbaridad... cada uno es de una manera y necesita sus plazos y tiempos para ciertas cosas.
Dicho esto: solo puedo daros las GRACIAS con mayúsculas una vez más. Por tanto cariño, por tanto apoyo, por tanta energía.
Afrontar esto con una sonrisa, no solo me está ayudando a relativizar todo y verlo desde un prisma positivo, sino que además, me hace levantarme cada día feliz y no dramatizar ahora mismo con otros problemas que yo pensaba que eran problemas... Mi #patachula en breve será una anécdota y un recuerdo, pero seguro que de esta aprendo muchísimas cosas... ¡seguro!
Los límites muchas veces nos los ponemos nosotros mismos y uno al final se da cuenta,
de que somos más fuertes de lo que creemos... ¡podemos con todo!