Las fotos que hoy os enseño son muy especiales, aunque no perfectas. Había poca luz ya y están borrosas muchas de ellas, sin embargo, no quería dejar de mostrarlas en el blog. ¿Por qué? Porque a veces no todo tiene que ser perfecto y, en la propia imperfección, hay parte de magia.
Recuerdo cómo tras un día estupendo de playa en Formentera, íbamos persiguiendo un sol enorme para ver el atardecer en Cap Barbaria (a muchos os sonará por la película "Lucía y el sexo"). Era un sol tan enorme, tan naranja, tan perfecto... que parecía que no se iba a esfumar. Sin embargo, cuando llegamos aquí para ver cómo se ponía, estaba entre las nubes. Parecía increíble que durante nuestro trayecto en coche disfrutásemos de ese sol tan naranja ante nuestros ojos y que luego, en el momento del "disfrute auténtico", nos hubiera dejado...
Lejos de cabrearnos, de enfadarnos, de lamentarnos por no haber disfrutado de la perfecta puesta de sol... saboreamos el momento. Son cosas que ocurren y más cuando no dependen de nosotros. Así, disfrutamos de estar allí, al principio con la gente que esperaba lo mismo que nosotros y luego solos. Disparamos estas fotos y disfrutamos de esa tarde de relax que ya no volverá... (no me malinterpretéis, habrá más, pero como esta ninguna)
Durante estos días de relax, me di cuenta de muchas cosas, aunque de muchas de ellas, ya me había percatado otras veces. Anhelamos momentos tan perfectos y tan instagrameables, que nos olvidamos del abrazo auténtico, de que nos dé la brisa en la cara, de esquivar las piedras del camino... estamos demasiado ocupados poniendo filtros a nuestra vida.
Fue maravilloso pasar estos días olvidándonos de muchas cosas. Con el móvil apagado la mayor parte del tiempo. Contestando algún email con una frase escueta: "el lunes te contesto". Pensaba que no sabría hacerlo, pero supe, el primer día me costó. A la vuelta, me costó encender el ordenador, síntoma de que había disfrutado tanto, que no quería que se terminara...
Supe evadirme y disfrutar de lo que realmente importa y, aunque alguna foto subí a IG, os aseguro que desconecté digitalmente hablando y mucho.
Y es que a veces hay que echar el freno, tomar aire y disfrutar. Así de simple. Con el pelo alborotado, la cara lavada o con el rimmel corrido, pero disfrutar. Da igual cómo. Cada uno a su manera. Olvidarse de todo y compartir las cosas sencillas con quien más quieres, es suficiente. Es excelente y no se necesita nada más.
Voy a recordar estos días que pasamos en Ibiza y Formentera con mucha emoción e ilusión. Necesitábamos vacaciones y no me refiero sólo a necesitar la playa, el mar. Necesitábamos ambos frenar, respirar y sentir lo que de verdad importa... ¡unas vacaciones sin duda, muy muy especiales!
Por cierto, si os gusta el vestido que llevo... ¡no olvidéis pasar por mi Facebook porque puede ser vuestro! Os dejo el link
aquí. ¡Feliz martes!