jueves, 10 de febrero de 2022

LOOK CON KIMONO BY HANDEL EN LA HABANA


Es curioso cómo a veces nuestros estándares de perfeccionismo se disparan hasta límites insospechados, poniéndonos una venda en los ojos que nos impide hacer, disfrutar o incluso, ser más autocompasivos con nosotros mismos, ¿verdad?

Hoy me he despertado muy animada, feliz y con un "clic" en mi mente que me ha hecho ver las cosas desde otro prisma. El 2022 va sucediéndose y como quien no quiere la cosa, febrero ya está casi en su mitad... ¡el tiempo vuela! Lo de los propósitos pasó a formar parte de la historia, eso ya no se lleva, sino que de verdad está de moda es mantener una coherencia con nuestro estilo de vida, que se vea reflejado en nuestros actos, no tanto en nuestras palabras, que ya sabemos que éstas, se las lleva el viento...

Os decía lo del perfeccionismo porque me recuerda un poco a lo que nos sucedió con estas fotos que hicimos en La Habana, en nuestro reciente viaje estas navidades. Tenía mucha ilusión en poder hacerme unas fotos bonitas con este vestido-kimono de By Handel, una de mis marcas preferidas para eventos especiales y también, para el día a día, porque cada vez su colección es más y más bonita, año tras año se superan, además, les tengo un cariño especial.

A lo que iba: tenía en mente estas casas que estaban justo debajo de la casa de mi cuñado que vive en La Habana, pero nunca el sol estaba favorable para que las fotos quedaran bien... ya que cuando podía estar en una buena posición, nosotros estábamos fuera, de paseo o excursión. Una mañana que parecía que justo a la hora favorable estábamos en casa, bajamos con Yago a hacerlas. Él ya dijo que la luz no era buena y aun así, le dije que hiciera unas poquitas... y estas son las que hizo, pero es curioso cómo, una vez editadas, me gustan. No son perfectas, pero creo que en eso reside la gracia. Forman parte de un momento único y especial que hoy miro con nostalgia, forman parte de unos buenos días, forman parte de unas navidades diferentes y forman parte de unos recuerdos que no se repetirán de esa manera, entonces... ¿por qué descartarlas?

Como os decía al comienzo de este post, nos hemos vuelto demasiado exigentes con todo, yo la primera, y a la mínima que algo no me parece que está casi perfecto, ¡fuera! Y luego, la foto que más gusta es la más natural, la menos preparada y la más casual, ¡no es la primera vez que ocurre!, pero el objetivo de este post no es este, sino hacernos ser más relajados con nosotros mismos y con nuestras propias exigencias, porque vivimos al límite en muchos sentidos y si no se roza la perfección, nos venimos abajo, ¡y no puede ser!

En esta era de la inmediatez, del automatismo y de las promesas inmediatas, nos olvidamos que ciertas cosas se cuecen a fuego lento y que la autenticidad sigue siendo la clave. Estas fotos son así, auténticas, reflejan el momento, yo tengo mala cara porque me daba el sol, como eran las fotos de prueba ni me esmeré en ponerme mejor, pero ahora, pasados unos días de distancia, las miro y me gustan.

Es como cuando vemos las fotos de las vacaciones y pensamos, pues oye, no estaba tan mal tanto que me quejaba de esos kg de más o de que no tenía buena cara... lo mismo.

Sirva este post como mensaje para querernos un poquito más, mimarnos y no ser tan exigentes con nosotros mismos. La vida va pasando y no podemos estar a diario con esa tensión de la perfección, porque lo realmente perfecto, es aquello que no lo es.

Y después de esta reflexión en el ecuador de la semana, os dejo con las fotos, con el kimono maravilloso y con esta calle por la que tantas veces pasamos para ir al Malecón... :)

Vestido: By Handel

¡Nos leemos pronto!

4 comentarios:

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Tu comentario siempre es bienvenido :)

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