Si me seguís por mis redes sociales, ya sabéis que hace un mes tuve la suerte de volver a Lisboa. Es una ciudad que me fascina, ya he estado unas cuantas veces y... ¡no me canso de ella! Nuestro país vecino es maravilloso, soleado, lleno de color, música y sobre todo, buena gastronomía. No me olvido de la buena onda de los portugueses, son maravillosos en todos los sentidos... ¡qué suerte tenerlos tan cerquita!
Fueron 48h. muy intensas, pero preciosas, con buena compañía y un buen rollo increíble. A veces es alucinante cómo la vida te pone gente en el camino que te enriquece, te fortalece y te hace sonreír sin parar. En este mundo en el que vivimos, encontrarte con personas así es un absoluto regalo. En definitiva, disfrutar al máximo la vida con personas que merecen la pena... ¿se puede pedir algo más? Yo creo que no... ¡por eso, bienvenidas sean!
Aquí os dejo el resto de fotos de estos días que dieron para mucho. Llegamos y estaba nublado, pero en seguida salió un sol radiante que hizo que disfrutáramos al máximo de la experiencia... ¡y tanto que lo hicimos!
Además de acudir al evento que teníamos, pudimos pasear tranquilamente por la ciudad, contemplar sus edificios llenos de azulejos, su aire decadente y sobre todo, sus inconfundibles tranvías.
¡Espero que os gusten las fotos y os teletransporten un poco a esta maravilla de ciudad!