Siempre he creído firmemente en la necesidad de parar ante un mundo que va demasiado rápido. Y ahora, que estoy afrontando todo lo ocurrido, me reafirmo en ello.
Y es algo que podemos aplicar a todos los aspectos de nuestra vida. Incluido nuestro hogar. Estos días estoy viendo mi casa como el refugio que debe ser y he buscado información sobre cómo aplicar esa filosofía slow-living también al hogar.
Lo primero que tenemos que tener claro es que el slow living en decoración busca crear espacios que inviten a la calma y el descanso. Para conseguirlo, debemos apostar por un diseño minimalista que prescinde de elementos innecesarios. La idea es permitir que cada objeto tenga un propósito y que los espacios respiren, para evitar la sobrecarga visual y emocional.
Materiales naturales
Materiales como la madera, piedra, lino y algodón no solo aportan calidez y textura a los ambientes, también conectan nuestro hogar con la naturaleza.
Colores neutros
Las paletas neutras, que incluyen tonos blancos, grises y beige, junto con colores tierra como el terracota y el verde oliva, contribuyen a un ambiente relajante.
Espacios multifuncionales
Siguiendo el principio de menos es más, los espacios multifuncionales son una tendencia creciente. Estos espacios permiten maximizar el uso de cada rincón, adaptándose a las necesidades cambiantes sin necesidad de acumular muebles o accesorios. Por ejemplo: un salón que también funcione como oficina o una cocina que se extienda a un comedor.
Personalización
En lugar de seguir tendencias pasajeras, se valora lo atemporal y lo personal. Los objetos con historia, los muebles heredados y las piezas artesanales cobran protagonismo.
Luz natural
Grandes ventanales, cortinas ligeras y espejos estratégicamente colocados para reflejar la luz del día ayudan a iluminar el hogar de manera suave y natural. La luz natural no solo mejora el estado de ánimo, también resalta la belleza de los materiales y colores empleados.
Según todo lo que he podido ver, la decoración slow living nos invita a ralentizar, a apreciar la belleza de lo simple y a crear hogares que reflejen nuestra esencia más auténtica.
Es mucho más que una tendencia: es una manera de entender el hogar como un espacio que nos cuida y nos invita a disfrutar del presente. Sin duda, es lo que busco ahora más que nunca y quiero tenerlo en diferentes aspectos de mi vida, entre ellos, mi hogar.
Cuéntame, ¿conocías esta filosofía y cómo aplicarla al hogar? ¿Se te ocurre algo más? Te leo en comentarios.
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