Si me quieres, llévame de viaje; dicho así parece que esté lanzando un mensaje subliminal a alguien, ¿verdad? Pero para una apasionada de los viajes como soy yo todos los que me conocen y me quieren saben que el mejor regalo que puedo recibir en cualquier momento es un viaje.
La distancia, en ocasiones es lo de menos, aunque no voy a negar que cuando la pasada Navidad recibí de regalo el viaje a Costa Rica, no pude ponerme más contenta, porque en mitad del invierno hacer las maletas a un destino en el que el bikini y las bermudas sean las prendas que vas a llevar todos los días motiva, y mucho.
Ya os fui enseñando algunas de las experiencias que vivimos allí en mis Stories, pero deciros que si sois amantes de la naturaleza y los animales, Costa Rica debería estar entre vuestros destinos para las próximas vacaciones. Quizá demasiada naturaleza para los urbanitas, pero os diré que de vez en cuando, alejarse del asfalto, "es bien", o "es muy bien" como se suele decir ahora. A mí me gusta combinar la naturaleza con otro tipo de visitas, por eso, cuando estuvimos en San José, tuvimos que pasear y dar una vuelta por el centro de la ciudad, pese a que nos habían avisado que no había mucho que ver... ¡pero yo lo necesitaba! El resto de paisajes, son perfectos para desconectar, conectar con uno mismo y alejarse de la rutina y del ritmo frenético, por no decir que ellos, los costarricenceses, son personas encantadoras, maravillosas y muy educadas.
Viajar para mí es vida, pura vida que dicen en Costa Rica, y es que conocer otros lugares, culturas, formas de entender la vida, gastronomía, y hasta otros idiomas; hace que salgamos de nuestra zona de confort y pongamos todos nuestros sentidos a empaparse de todo lo que perciben.
Además, por si era poco, creo que viajar fortalece lazos con aquellas personas con las que viajas, dígase pareja, familia o amigos; ya que compartes momentos y anécdotas de los que te sientes cómplices para el resto de tu vida. A mí me pasa cada vez que volvemos de un viaje con mi pareja, no quiero que ese viaje acabe, en parte por tener que volver a esa rutina laboral, que aunque los dos seamos afortunados por ser unos apasionados de nuestros trabajos, nos resta tiempo para compartir, juntos, tiempo de calidad. Hoy en día vivimos tiempos frenéticos y parece que es en los viajes, cuando todo se reordena y coloca de nuevo, es como los fines de semana, en los que recargas pilas a tope, ¿verdad?
Por eso, con
San Valentín a la vuelta de la esquina, estoy pensando que el mejor regalo que nos podemos hacer es una
escapada de última hora a Venecia o a alguna otra ciudad europea. Cualquier destino es bueno, da igual que se repita, porque en cada época del año es distinto, además que según en qué momento de tu vida has estado allí lo percibes todo con diferentes ojos y motivaciones. No hace falta que sea justo el 14 de febrero, porque el amor hay que celebrarlo todos los días, ¿verdad?
Espero que con este post os hayan entrado un poquito más las ganas de preparar la maleta y viajar, a cualquier destino, no tiene por qué ser al otro lado del mundo, puede ser a un pueblecito de la montaña, o a una ciudad de lo más cosmopólita, lo que importa es que disfrutes del viaje, de la/s persona/s con las que lo haces y, de las experiencias que lleva consigo.
Os daré más tips de Costa Rica que muchos me habéis pedido, a ver si preparo un post con calma y os cuento más...
¡Que tengáis muy buen día!
