Quienes me seguís por el blog y por las redes sociales cómo cuido mi piel ya sabréis que la limpieza es uno de los pasos más importantes. Lo he dicho siempre: sin una buena puesta a punto de la piel, de nada servirán los tratamientos súper buenos que luego utilicemos, porque no van a penetrar debidamente y, además, no van a conseguir el efecto que éstos prometen... Sí, así como lo leéis, por lo que antes de maldecir sobre esa crema que prometía tal y cual efecto, pararos a pensar si los pasos anteriores los estáis haciendo bien y "a conciencia".
Para mí atrás quedaron las noches de adolescencia en las que volvía de fiesta y me iba a dormir sin maquillar. Vale, quizá ahora haya alguna de esas noches, pero os aseguro que no son más de tres al año... ¡lo prometo! Para mí es súper importante irme con la cara totalmente limpia a dormir y con mis tratamientos de noche realizados y ya no os digo lo que lo nota mi piel si la limpio a conciencia nada más levantarme para así quitar los excesos de los productos aplicados durante la noche anterior.
Son sólo 5 minutos: 5 minutos para ti, para tu bienestar,
para sentirte bien y estar radiante...
Y sí. Tienes esos 5 minutos y si quieres 8 o 10 también, sólo que pensamos en el proceso de limpiar paso por paso y nos da pereza porque parece que nos vayamos a pegar una eternidad y no.
A mí al principio me pasaba eso, hasta que me di cuenta de que ese pequeño rato era un momento para mí, para mi bienestar (yo no sólo de la piel, sino también mío), para despertarme por las mañanas y relajarme por la noche y así, esta rutina se tornó en algo totalmente diferente.
Yo soy de las que limpia a conciencia su piel y disfruto. Por eso desde hace tiempo vengo practicando la doble limpieza que tan de moda está. Comencé haciéndolo con agua micelar y luego con mi espuma limpiadora. El tema de utilizar aceites me daba pánico, quizá porque en su día no utilicé el adecuado, sin embargo cuando desayuné en casa de Mathilde Thomas, la fundadora de Caudalie y que os conté aquí, me comentó la razón perfecta para utilizar el aceite, ya que es un producto que por tu composición y textura, elimina perfectamente los excesos de producto y la suciedad.
Este mes pasado he estado utilizando los limpiadores de Caudalie que funcionan fenomenal. La espuma sin jabón me encanta, me parece muy placentera utilizarla y el aceite desmaquillante con origen 100% natural, disuelve todos los maquillajes, incluso los waterproof y no deja película grasa, algo que a mí me preocupaba.
Así, los voy combinando a mi antojo: agua micelar + espuma o bien aceite + espuma. Todos ellos tienen los beneficios de la uva tan característica de la firma y agua purificante.
Después ya aplico el tónico y resto de tratamientos, pero os aseguro que con la limpieza, estoy un ratito hasta que hago la prueba del algodón y éste aparece sin ninguna impureza...
Por la mañana no suelo hacer la doble limpieza porque la piel no tiene maquillaje, pero por la noche sí. Voy alternando entre el agua micelar (para mí es comodísimo para quitar el maquillaje) y el aceite que lejos de que se quede mi piel muy pringosa, es todo lo contrario...
Muchas veces termino con el agua de belleza de la gama que ya sabéis que me encanta y que es uno de mis productos preferidos tal y como os he contado en algún vídeo de favoritos de Youtube.
Lo dicho: tomaros ese ratito como un momento para vosotras. Cerraros la puerta del baño, con música relajante o sin ella y a desconectar. Quizá si os lo empezáis a hacer así, lo hacéis de manera más gustosa... ¡ya me contaréis!
Os dejo con más fotos de este día y espero que cualquier duda que tengáis me preguntéis, ya sabéis que me encantan estos post de belleza :)
¡Un abrazo y feliz lunes!
